2A Parte. Entrevista con O Sensei

admin   1 septiembre, 2016   Comentarios desactivados en 2A Parte. Entrevista con O Sensei

En esta segunda entrega de la  entrevista a O Sensei, el maestro relata su periodo de aprendizaje bajo el maestro Sokaku Takeda de la Daito-ryu y el líder espiritual de la Oomoto, Onisaburo Deguchi. El maestro nos traslada al momento en el que, en su búsqueda personal del auténtico budo, experimenta la revelación que le conducirá al descubrimiento y desarrollo del verdadero Aikido.

Entrevistador 2: ¿Cuántas técnicas hay en Aikido?

O Sensei: Hay aproximadamente 3.000 técnicas básicas y cada una de ella tiene 16 variaciones… por lo tanto, hay miles. Dependiendo de la situación, creas nuevas técnicas.

Entrevistador 1: ¿Cuandó comenzó a estudiar artes marciales?

O Sensei: Aproximadamente a la edad de 14 o 15 años. Primero aprendí Tenshinyo-ryu Jiujitsu de Tokusaburo Tozawa Sensei, después Kito-ryu, Yagyu-ryu, Aioi-ryu, Shinkage-ryu, todas ellas formas de jujutsu. Sin embargo, pensé que debía haber una forma verdadera de budo en algún otro lugar. Probé el Hozoin-ryu sojitsu y kendo. Pero todas esas artes se centran en combates uno a uno y no podían satisfacerme. De este modo visité muchas partes del país en busca del Camino y entrenamiento, pero todo fue en vano.

E1:  ¿Es ese el entrenamiento ascético del guerrero?

O Sensei: Sí, la búsqueda del budo auténtico. Cuando iba a otras escuelas nunca retaba al sensei del dojo. Un individuo al cargo de un dojo debe soportar muchas cargas, por lo tanto es muy difícil para él mostrar su verdadera habilidad. Yo le mostraba el respeto adecuado y aprendía de él.  Si juzgaba que yo era superior, le mostraba nuevamente mi respeto y retornaba a casa.

E2:  Entonces, Usted no aprendía Aikido desde el principio. ¿Cuándo nació el Aikido?

O Sensei: Como he dicho antes, fui a muchos lugares en busca del verdadero budo. Entonces, cuando tenía aproximadamente 30 años, me establecí en Hokkaido. En una ocasión, mientras estaba en la pensión Hisada Inn en Engaru, en la provincia de Kitami, conocí a un tal Sokaku Takeda Sensei del clan Aizu. Él enseñaba Daito-ryu jujutsu. Durante los 30 días que aprendí de él sentí algo así como una inspiración. Más tarde, invité a este profesor a mi casa y junto con mis 15 o 16 empleados me convertí en estudiante buscando la esencia del budo.

E2: ¿Descubrió el Aikido mientras aprendía Daito-ryu con Sokaku Takeda?

O Sensei: No. Sería mas apropiado decir que Takeda Sensei abrió mis ojos al budo.

E1: Entonces, ¿hubo algunas circunstancias especiales  que rodearan su descubrimiento del Aikido?

O Sensei: Sí. Ocurrió de este modo. Mi padre enfermó de gravedad en 1919. Solicité un permiso a Takeda Sensei y me  puse en camino a casa. En mi camino a casa, me dijeron que si iba a Ayabe cerca de Kyoto y dedicaba una plegaria entonces cualquier enfermedad sería curada. Así que fui y conocí a Onisaburo Deguchi. Más tarde, cuando llegué a casa me enteré de que mi padré ya estaba muerto. Aunque sólo había visto a Deguchi Sensei una vez, decidí mudarme a Ayabe con mi familia y terminé quedándome allí hasta la parte final de periodo Taisho (alrededor de 1925). Sí… en aquella época tenía sobre unos 40 años. Un día me estaba secando junto al pozo. De repente, una casacada de cegadores flashes descendió desde el cielo envolviendo mi cuerpo. Entonces, mi cuerpo creció y creció, alcanzando el tamaño de todo el Universo. Mientras me encontrada abrumado por esta experiencia, de repente me di cuenta de que no tenía que pensar en intentar ganar. La forma del budo debe ser el amor. Uno sólo debería vivir en el amor. Esto es el Aikido y esta es la forma antigua de la postura en kenjutsu. Después de esta revelación, me sentí lleno de alegría y no pude contener las lágrimas.

E2: Entonces, en el budo, no es bueno ser fuerte.  Desde la antigüedad se ha enseñado la unificación de “Zen” y “ken”. De hecho, la esencia del budo no puede ser entendida sin vaciar la mente. En ese estado, ni lo correcto ni el error tienen significado.

O Sensei: Como he dicho anteriormente, la esencia del budo es el Camino de masakatsu agatsu (n. del T. “la victoria verdadera es la victoria sobre uno mismo”).

E1: He escuchado una historia acerca de cómo Ud. estuvo involucrado en una lucha con unos 150 trabajadores.

O Sensei: ¿Lo estuve? Según recuerdo, Sensei Deguchi fue a Mongolia en 1924 para conseguir su objetivo de una gran comunidad asiática alineada con la política nacional. Le acompañé a petición suya aunque me habían pedido ingresar en el ejército. Viajamos a Mongolia y Manchuria. Mientras estábamos en este último país, encontramos un grupo de bandidos a caballo y se inicio un intenso tiroteo. Devolví su fuego con un mauser (N. del T. un tipo de rifle) y entonces procedí a correr entre los bandidos atacándoles ferozmente y se dispersaron. Conseguí escapar del peligro.

E1: Sensei, entiendo que Ud. tiene muchas conexiones con Manchuria. ¿Pasó mucho tiempo allí?

O Sensei: Después de ese incidente he estado en Manchuria bastante a menudo. Fui asesor de artes marciales para la organización Shimbuden y para la universidad Kenkoku en Mongolia. Por este motivo, he sido bien recibido allí.

E1: Ashihei Hino escribió una historia llamada “Oja no Za” en Shosetsu Shincho en la que discute el periodo de juventud de Tenryu Saburo, rebelde del mundo del Sumo, y su encuentro con el arte marcial del aikido y su espíritu verdadero. ¿Eso le incluye a Ud., Sensei?

O Sensei: Sí.

E2: Entonces, ¿eso quiere decir que estuvo asociado con Tenryu por algún tiempo?

O Sensei: Sí. Yes. Él estuvo en mi casa durante unos tres meses.

E2: ¿Fue eso en Manchuria?

O Sensei: Sí. Lo conocí cuando estábamos haciendo de las nuestras después de la celebración que conmemoraba el 10º aniversario del establecimiento del gobierno de Manchuria. Había un hombre atractivo en la fiesta y mucha gente insistiéndole con comentarios como “Este Sensei tiene una fuerza tremenda. ¿Por qué no te pones a prueba contra él” Pregunté a una persona a mi lado quién era esta persona.  Me explicaron que este era el famoso Tenryu que había renunciado a la asociación de de luchadores de Sumo. Entonces me lo presentaron. Finalmente, acabamos poniendo a prueba nuestra fuerza el uno contra el otro. Me senté y le dije a Tenryu, “Por favor, intenta empujarme. Empuja fuerte, no hay necesidad de reservarse.” Puesto que conocía el secreto del Aikido, no pude ser movido ni un milímetro. Incluso Tenryu pareció sorprendido por esto. Como resultado de esta experiencia, se convirtió en estudiante de aikido. Era un buen hombre.

E1: Sensei, ¿ha tenido relación con la marina?

O Sensei: Sí, durante bastante tiempo. A partir de 1927 o 1928, durante un periodo de 10 años fui profesor a tiempo parcial en la Academia Naval.

E1: ¿Enseñó a soldados durante el tiempo que estuvo enseñando en la Academia Naval?

O Sensei: He enseñado bastante a menudo para el ejército, empezando con la Academia Naval alrededor de 1927-28. Sobre 1932 o 1933 puse en marcha una clase de artes marciales en la Toyama School para el ejército. Entonces en 1941-42, enseñé aikido a estudiantes de Academia de la policía militar. También, en una ocasión, di una exhibición de aikido por invitación del General Toshie Maeda, Superintendente de la academia de la armada.

E2: Puesto que se dedicó a enseñar a soldados, debe haber habido muchos tipos duros y muchos incidentes.

O Sensei: Sí. Incluso me tendieron una emboscada en una ocasión.

E2: ¿Fue porque consideraban que Ud. era un profesor despótico?

O Sensei: No, no fue eso. Fue para poner a prueba mi fuerza. Fue en la época en la que empecé a enseñar Aikido a la policía militar. Una tarde mientras caminaba por los campos de entrenamiento, noté que sucedía algo extraño. Sentí que algo estaba ocurriendo. De repente, de todas las direcciones, aparecieron muchos soldados desde detrás de los arbustos y zanjas y me rodearon. Empezaron a atacarme con espadas y rifles de madera. Pero puesto que estaba acostumbrado a este tipo de cosas, no me molestó en absoluto. Cuando intentaban golpearme, yo giraba mi cuerpo de un lado a otro y ellos caían fácilmente cuando los empujaba. Finalmente, todos acabaron exhaustos. De cualquier modo, el mundo está lleno de sorpresas. El otro día me encontré a uno de los hombres que me atacaron.  Soy asesor de la policía militar en la prefectura Wakayama. Durante una reunión reciente, un individuo reconoció mi cara y se acerco a mí sonriendo. Después de hablar algunos minutos, me enteré de que él era uno de los hombres que me atacó aquel día hace muchos años. Mientras se rascaba la cabeza me relató lo siguiente:  “Siento mucho aquel incidente. Aquel día estuvimos hablando acerca de si el nuevo profesor de aikido era realmente fuerte. Unos cuantos de nosotros, tipos de la policía militar de sangre caliente, estábamos discutiendo el asunto y decidimos poner a prueba al nuevo profesor. Unos 30 hombres participaron. Nos sorprendió completamente que 30 hombres seguros de sí mismos no pudieran hacer nada contra su fuerza.”

E2: ¿Hubo algún incidente mientra estaba en la escuela Toyama?

O Sensei: ¿Competiciones de fuerza? Creo que ocurrió un incidente antes del episodio con la policía militar. Varios capitanes que eran instructores en la escuela Toyama me invitaron a poner a prueba mi fuerza contra la suya. Todos se enorgullecían de cosas como “Fui capaz de levantar tal-y-tal peso” o “Yo rompí un tronco de tantos centímetros de diámetro” –  Yo les expliqué “Yo no tengo una fuerza como la vuestra, pero puedo hacer caer a gente como vosotros sólo con mi dedo pequeño. Me sentiría mal por vosotros si os lanzara así que hagamos lo siguiente;”  Extendí mi brazo derecho, coloqué la punta de mi dedo índice al final de un escritorio les invité a tenderse con sus estómagos sobre mi brazo. Uno, dos y después tres oficiales se encontraban apoyados sobre mi brazo y todo el mundo se quedó con los ojos abiertos de la sorpresa. Continué hasta que seis hombres se encontraban tendidos sobre mi brao y después pedí un vaso de agua a un oficial que se encontraba cerca de mi. Mientras yo estaba bebiendo el agua con mi mano izquierda, todos estaban callados e intercambiaban miradas.